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Crónica de la regata del Bicentanario




Ritmo latino, cerveza y pulcritud al servicio de la patria.

Por Armando Anaya





Las tripulaciones ya llevan varios meses en altamar; estuvieron participando en la regata “velas de Sudamérica” desde el 2 de febrero y ahora se encuentran en el histórico puerto de Veracruz como parte de las festividades del bicentenario.
El recorrido ha sido duro: inició en Río de Janeiro en las postrimerías del carnaval, pasó por las aguas de Mar del Plata, Montevideo, Buenos Aires, Isla de los Estados y Ushuaia. Cruzó después el Cabo de Hornos como lo hicieron los piratas Sir Francis Drake, Barba negra o Lorencillo. Continuaron hacia Punta Arenas, Talcahuano, Valparaíso, El Callao, Guayaquil, Cartagena de Indias y La Guayra. Ahora están en México.
Las Pilsen, Skol, Polar, Guinnes y Corona eran las marcas de numerosas botellas de cervezas vacías que se encontraban en pequeños recovecos de los buques escuela de los países participantes. Estaban como testigos silentes de las travesías de los cadetes que arribaron al puerto de Veracruz.
Primero llegó el Buque Escuela “Libertad” de la Armada de Argentina; enseguida el “Cisne Blanco”, de la Armada de Brasil; después arribó el “Esmeralda” de la Armada de Chile, la hermosa “Gloria” de la Armada de Colombia, el “Guayas” de la Armada de Ecuador, el “Capitán Miranda” de la Armada de Uruguay, el “Simón Bolívar” de la Armada de Venezuela, y al último el anfitrión, altivo y exuberante, el Buque Escuela ”Cuauhtémoc”. de la armada de México.



El buque brasileño destaca por su hermoso color blanco. En su interior cuenta con una enorme imagen del barco ribeteada en cristal templado con traslúcidos albos que engalanan su enorme recibidor; aparece por encima una pequeña pero sumamente significativa imagen de la virgen María. El buque uruguayo destaca por su enorme vela con el escudo de su bandera nacional que ondea al ritmo de la brisa; el buque venezolano te recibe con una frase que dice: “socialismo patria o muerte” y media docena de amables tripulantes vestidos impecablemente. La fragata de Irlanda ofrece un recibimiento sin igual por parte de su tripulación, cada familia es acompañada si lo desea por un joven guardamarino que está literalmente para servirte.
Al menos un par de buques cuentan con un pequeño grupo musical que anima a los concurrentes con canciones tradicionales. Los ritmos latinos se funden entre batucadas, guarachas, cumbias y reguetón.
Afuera de la tercera zona naval militar se presenta una pequeña exposición sobre el mundo de la mar, patrocinada por la Armada de México donde pueden apreciarse maquetas, fotografías y objetos propios del mundo naval.
En la plaza del malecón se han venido presentando diversos festivales artísticos, culturales y gastronómicos que engalanan la noche y se funden en una sola imagen con las luces encendidas de los hermosos navíos.
Ya para el anochecer del primer día, el evento principal estuvo a cargo de la orquesta sinfónica de Xalapa que interpretó toda clase de música popular que disfrutaron los miles de visitantes que acudían con sus hijos.

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