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LA ENTREVISTA

La entrevista es la herramienta básica del periodista, que gasta buena parte de su vida profesional hablando con personas e intentando conseguir información de ellas. Para enseñar a escribir conviene hacer, fundamentalmente, dos cosas: una primera, enseñar lo que bajo ningún concepto puede estar bien. Y una segunda, la más difícil, la que marca la diferencia entre un buen profesor y un simple instructor: conseguir que el estudiante conozca sus posibilades, las herramientas disponibles, la potencialidad estremecedora de las palabras, que las ame, que las sienta, que aprenda a degustarlas cuando las pronuncia o escriba, y como consecuencia de todo esto, que sepa en adelante corregir por sí solo sus propios textos.

Le preguntaron a un buen periodista cómo se preparaba para realizar una entrevista y contestó:

Necesito saber lo suficiente sobre aquello que voy a escribir, asi evitare formular preguntas que me hagan quedar como un imbecil (...) pero tampoco me abruma ignorar incluso muchas cosas. porque tengo la teoria de que nuestro ( el de los periodistas) consiste en desconocer algo y, despues, saber descubrirlo.

En sintesis las respuestas de Mehegan se pueden desglosar asi: para hacer una buena entrevista hace falta:

1. Prepararla

2. Saberla llevar

3. Redactarla adecuadamente

La preparación de una entrevista, dependerá de muchos factores, pero debe existir siempre. Si por razones imprevistas e inevitables no resulta posible una preparación adecuada, entonces el periodista debe acudir a ese fondo del que hablé antes: a su cultura y a su conocimiento de los hombres y encomendarse al ángel de la guarda.

A) Acercarse a las personas con afán de saber

Acercarse al entrevistado con afán de saber es, justamente, lo contrario de etiquetarlo previamente. Lo que no se puede hacer bajo ningún concepto es alimentar un prejuicio acerca de nuestro entrevistado y, luego, forzar la realidad para que se ajuste a ese prejuicio como sea. Decía lo mismo Salvador Pániker, autor del libro de entrevistas titulado "Conversaciones en Madrid": "Toda persona entrevistada acaba reducida a los límites mentales de su entrevistador". El seguro de esos peligros tiene un nombre fácil: se llama humildad.

Las seis preguntas clásicas: ¿qué?, ¿quién?, ¿dónde?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿por qué?, son úliles para salir de un apuro.

B) Tratar respetuosamente a las personas

Significa desde no hacerle perder el tiempo por nuestra falta de puntualidad, respetar sus ideas y opiniones, escucharle con verdadera atención, sin que la entrevista parezca una rutina laboral.

Ni la inteligencia ni el cariño ni el verdadero respeto se pueden disimular. Ni son técnicas periodísticas.

El respeto a las personas incluye la fidelidad a sus palabras a la hora de transcribirlas o, si por alguna razón excepcional esto no fuese posible, al sentido de lo que hayan dicho. Se consigue que los entrevistados confíen en nosotros, y la entrevista dará una imagen acertada del entrevistado.

C) Poner mucha atención

Edward Kosner, director de la revista New York, dice: "Lo primero que se aprende cuando escriben sobre uno es que, por favorable que el artículo pueda ser, si hay algo que considera terriblemente injusto o negativo, eso no deja de golpear en tu cabeza.

Las entrevistas inteligentes se diferencian de las estúpidas en muchas cosas, pero la más notoria sea que, en las últimas, el periodista sólo se escucha a sí mismo o está más pendiente de sus notas que de las palabras de se interlocutor. O peor, el periodista está atento a lo que quiere oír en lugar de atender a lo que efectivamente le dicen.


PREPARACIÓN ACTUAL


1. Uno de los principales problemas del arte de entrevistar radica en conseguir la confianza del entrevistado.

2. Si uno no se ha preparado suficientemente, es muy probable que las preguntas tengan los siguientes defectos:

-No sirven para perfilar al personaje o al tema.

-Son las mismas preguntas que le han hecho en el mismo medio, o las mismas que le hacen siempre en todas partes. Como resultado, contestará la mayor parte de ellas con desgana, y además, nuestra audiencia ya conocerá las respuestas.

-Probablemente, las preguntas no estarán articuladas en torno a un tema central, y presentarán el aspecto de un pimpampum dislocado y caótico.

3. Sin una preparación suficiente, resulta muy difícil advertir cuándo un entrevistado está mintiendo. Sin la mínima documentación previa estamos indefensos y dejamos indefensos a nuestros lectores.

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